domingo, febrero 12, 2006

Sobre unos vándalos 21/10/02

SOBRE UNOS “VANDALOS” TIRAPIEDRAS
El día 10 del mes de Octubre leo que varios individuos agreden a pedradas a trabajadores de FCC en Minas del Rif, mientras éstos se encontraban realizando la limpieza intensiva en la zona. Y todo porque les salpicaban agua en sus coches. Si la limpieza era intensiva es que había bastante mierda en la barriada y claro los señores de la cosa de la higiene pública cumplían su trabajo lo mejor que podían quitándoles su fulañí de sus calles; digo su fulañí porque es en sus calles donde estaba. Dice que fueron agredidos por un grupo de vándalos porque el agua les salpicaba a sus coches. Vándalo, según el diccionario tiene varias acepciones que por ser extensas no voy a comentar todas pero sí la que dice : “el que comete acciones o profesa doctrinas de gente inculta, forajida y desalmada”. En el tema que nos ocupa, a esta gente no la vamos a llamar forajida ni tampoco desalmada, porque sería pasarse un par de pueblos en la red ferroviaria de las acepciones; pero sí la llamaríamos inculta. O sea que llegaríamos a la conclusión de que son unos vándalos carentes de la mas elemental cultura de convivencia, y como diría mi amigo Frasquito, serían unos asnalfabetos; por lo de asnos, burros, rocines, bestias o cualquier animal cuadrúpedo doméstico y también por las coces que puedan lanzar éstos, en este caso las piedras a los currantes que les limpian sus mierdas. Éstas personas creo que conservan el instinto de conservación bastante bien engrasado, funcionándoles con total normalidad, como a cualquier cobarde que tira la piedra y esconde la pata. Alguien irreflexivo recomendaría que los servicios de limpieza no pasaran por allí ni para dar un simple recado y que la convivencia con las basuras fuera lo cotidiano en ellos, pero entonces pagarían justos por pecadores y los que perderían serían los justos sin culpa alguna porque a los pecadores les importaría lo que hubiera en el interior de una de sus bolsas, o sea, una mierda, como las que ellos depositan cada día en los contenedores; ellos, teniendo sus coches limpitos y relucientes en la puerta de sus casas, lo demás a hacer puñetas. Se de uno que vivía cerca del cementerio que cada día que limpiaba su coche, al rato, o llovía o se levantaba una ventolera poniendo el coche perdido de barro. De verdad que era tener mala suerte. El tío agarraba cada mosqueo, llegando a veces a tirar la gamuza mojada contra su ventana. No era para reírse porque el pobre hombre adoraba su escarabajo antediluviano, creo, mas que a sus hijos; cualquiera era el guapo que le daba un pelotazo a su coche; era capaz de arrearle un mamporro al que fuera. Creo que los trabajadores de la limpieza que recibieron las pedradas desearían que cada vez que tengan esta gente sus coches limpios y relucientes se levante una ventolera o que llueva un sirimiri o calabobo corto y con polvareda venida del desierto, que es lo que pone a los coches perdidos, como los que en Melilla se producen de vez en cuando. A lo mejor, en este caso, agradecerían el baldeo con las mangueras en los bajos de las puertas, faldones y paragolpes de sus coches.
En el recuadro de la misma página leo que éste sistema de limpieza dividida en 60 sectores de la ciudad acabaría con las acumulaciones de basura en las calles. Pues mire que bien; habrá que felicitar al Consejero de Medio Ambiente si es que deja mas límpia la ciudad.
Por mi parte, dese por felicitado. Que menos, oiga.
Reciban un saludo

Juan J. Aranda
Málaga 21 de Octubre de 2002