sábado, enero 28, 2006

Sobre un rebaño de cabras 17/06/02


SOBRE UN REBAÑO DE CABRAS



Hace unos días, en la última página de este diario se podía leer: “Un rebaño de cabras acaba con los jardines públicos “. Por lo visto una señora, vecina de la nueva urbanización en la carretera de la Alcazaba mostraba su sorpresa por el hecho que viene sucediéndose hace meses de un rebaño de cabras, “no mas de veinte”, que cada día, a partir de las dos de la tarde llega a su barriada y se alimenta de los jardines de la misma. Además el rebaño aparece sin pastor, “una imagen dantesca para los pocos turistas que nos visitan” y para colmo recurren, las cabras por supuesto, a los jardines para alimentarse. Los vecinos, dicen, han recurrido a la Ciudad Autónoma pero nadie ha hecho nada para poner freno a esta situación tan sorprendente “en una ciudad del primer mundo”.
Hace como cincuenta años, otro rebaño de cabras, por lo menos un centenar, y a esa misma hora también circulaban remolonas y cansinamente en dirección a la muralla del parque de Lobera, pasando por la parte trasera del fuerte de Victoria Grande, antes cárcel. Claro que cuando llegaban a mi calle, la de Castellón de la Plana habían pasado las cinco de la tarde, hora en que los niños salíamos del colegio y muchas mujeres, amas de casa, le compraban a Anselmo el cabrero la leche que producían sus cabras alimentadas con las hierbas de “panecitos” que había en los barrancos; que por cierto, muchos niños nos zampábamos los “panecitos” con la consiguiente diarrea que venía detrás . Luego debían recorrer Horcas Coloradas, Canteras del Carmen, Monte María Cristina, Polígono, Cabrerizas hasta llegar al “Barrio de los Cuernos”, que como todo el mundo sabe se le llamaba así al barrio por la cantidad de cabras que criaban algunos vecinos.
Donde se lee que el rebaño de veinte cabras comiendo hierbas en los jardines, también cagarán y mearán, supongo yo, es “una imagen dantesca” , creo que es un poco exagerado; aunque las cagarrutas (los niños le llamábamos aceitunas negras) estén por la calle a pique de pisarlas y llenarse los zapatos de la fulañí y ensuciar el piso del coche o el de la vivienda, aunque pase todo eso la imagen ni es de un mundo de tercera categoría ni los turistas se van a asustar por ver a una piara de cabras pastando en plena ciudad. No se si será que los animales recorren ese camino tomando como cañada de paso para ellas lo que sus antepasados hacían hace casi un siglo. Yo se que en los años cincuenta del siglo pasado ese era un paso obligado de cabras. Hay que saber que por la mismísima Puerta del Sol de Madrid cada año pasa un gran rebaño de cabras y borregos ya que la misma plaza tan famosa es Cañada Real, así que si por nuestra Alcazaba de vez en cuando pastan unas cabras no es para rasgarse las vestiduras.
He creído entender que dice que Melilla es “ciudad del primer mundo” y unos animales como estos por sus calles la harían bajar de categoría por lo sorprendente de la situación. Yo creo que las ciudades toman las categorías según sus vecinos y regidores. Es como si en un teatro la gente que tiene localidades del paraíso o gallinero ( ¿alguien se acuerda del Goya o del Alhambra ?) se bajan al patio de butacas o platea y el de esta se sube a los asientos corridos donde se come desde pipas hasta bocadillos con manteca, ambos públicos se comportarían según su educación, dignidad y prestancia tuvieren. Yo creo, y mucha gente también, que lo que debiera sorprendernos a la gente de cualquiera de las ciudades, y citando el símil futbolístico sean de 1ª división o de 3ª regional, son las mierdas, no cacas, de los perros que se ven por todas partes por la poca educación y nada de vergüenza de muchos de sus amos, “amantes” de los animales. Yo pienso que hay que respetarlos y admirarlos, a los perros me refiero, claro, como a cualquier ser vivo irracional de este mundo y no comparar con el otro amor que es el de la pena e impotencia de ver a los adultos y a los niños desvalidos y hambrientos del verdadero “Tercer Mundo”, olvidado por los del “Primero”, mas bien por nuestros gobernantes, y no poder ayudarles como uno quisiera. No se confundan que también siento un profundo respeto por las personas que poseen animales y los cuidan y alimentan con todo mimo y cariño, y también los educan, que de haberlos háylos, como decía el viejo de la boina y el bastón; pero, un “suponer”, por la gente que permite que un animal se cague y orine en las aceras o llenen de mierda el césped de un jardín público, donde mire usted por donde, está prohibido que los niños jueguen y lo pisen, que dejen que se mueran de inanición, porque se les olvidó de llevarles comida durante días a la finca donde los tenía de guardianes, quienes los golpean hasta matarlos, quienes los ahorcan cuando ya no los necesitan, como los de cacería que se pudieron ver en televisión hace unos meses colgando de unos arboles, como a los que les cortan sus patas con una sierra que también se pudo ver en televisión; para toda esa gentuza va mi desprecio, o no.
Reciban un saludo



Juan J. Aranda

Málaga 17 Junio 2002