Mercado de la calle Margallo y Fuerte de Victoria Grande 08/04/2002
MERCADO DE LA CALLE MARGALLO Y FUERTE DE VICTORIA GRANDE
En éste diario del 27 de Marzo leo que el gobierno local dice que el antiguo mercado de la calle Margallo no tiene las medidas idóneas para albergar un teatro porque, dice el Presidente Imbroda: “necesitamos un teatro con un escenario grande y un techo alto, así como con sótanos para las maquinarias”. Yo no se lo que se necesita para buscar la idoneidad y rehabilitar el vetusto edificio; de verdad que no lo sé porque no soy experto en la materia, solo enamorado de las buenas artes, y el teatro y la música están en primer orden de mis apetencias artísticas; pero creo que en Melilla habrá buenos arquitectos que sabrán acoplar un teatro o un auditórium. También he leído hace pocos días en éste mismo diario, que es el único que leo de mi ciudad, un señor que manifestaba lo que mucha gente comenta desde antiguo y es que los dineros que recibe Melilla para cubrir sus gastos (lo digo en plan comunidad de vecinos para que nos entendamos todos), siempre le sobra algo; vamos que nuestro ayuntamiento tiene “pasta gansa” y si alguien desea rectificarme para ampliar mis conocimientos de economía y los de los lectores que estén como yo, que lo haga, sabe que le quedaría agradecido. Bien, y volviendo al mercado y la falta de idoneidad para su rehabilitación, humildemente y sin tener, ya digo, mucha idea de economía, propongo que los expertos busquen esa idoneidad de techos altos con un escenario grande y los sótanos para que quepan las maquinarias y rehabiliten el edificio con el sobrante de cada año para que sea igual que los demás de la ciudad la envidia de muchas de la Península. Como sabrán en una comunidad de vecinos, si sobra algo se emplea para pintar la fachada, arreglar un ascensor o colocar una maceta en la entrada de la portería, claro que esto es una nimiedad en comparación con lo que se necesitaría para dejar la calle Margallo como zona de ocio y cambiar su fisonomía por otra mas cultural para que Lorenzo Silva, que desde aquí, si yo pudiera, lo declararía persona no grata y mandarlo a hacer puñetas, gárgaras o lo que sea, fuera de mi ciudad, autor “Del Rif al Yebala” tendrá que rectificar algunas páginas de su libro en las que dice que Melilla es un agujero africano y otras “lindezas” por el estilo como cuando subió por la Avenida se encontró :“los edificios viejos y descuidados; ya no cabe hacerse ilusiones, estamos de golpe en una ciudad musulmana”; así lo decía el tío, sin empacho de ninguna clase.
Pero dejemos al señor Silva haciendo gárgaras y puñetas y volvamos lo nuestro. Algunos dirán que es una utopía y que es inviable; palabra muy al uso por los políticos; y yo digo: bueno y qué, algunas utopías han llegado a hacerse realidad. Una de ellas, y me refiero a nuestra ciudad, es la del puerto deportivo Noray. Quién iba a decirnos a los que peinamos canas que en la playa de San Lorenzo (donde a un director se le vió la batuta al tirarse de cabeza, etc... ) en la zona junto al cargadero, que quitándole la “erre”, era eso: un real cagadero con sus bloques correspondientes, y en la actualidad se ve un puerto deportivo de primer orden. Yo creo que llegaremos a ver algo parecido con el antiguo mercado; que quieren que les diga, tengo fe en los políticos tan altruistas y amantes de la cultura que gobiernan la ciudad y si no que los residentes “achuchen” lo que puedan para que se lleve a cabo.
La gran Concepción Arenal, mujer llena de ternura y sensibilidad, autora de varios artículos referentes a prisiones y presos también lo fue de la frase :“Odia el delito y compadece al delincuente”. Ésta la aprendí cuando andaba con los pantalones cortos por las rodillas jugando en la cercana muralla del parque Lobera. Frase que figuraba en la puerta principal de la cárcel en el fuerte de Victoria Grande. “Desde ahí se disparó el cañón”, decían los mas viejos, y claro el cañón que oíamos cada día era el de las 12 de la mañana, el que disparaban desde la Batería de Costas, el de “los libertos”. El cañonazo que se referían los viejos era el que dispararon desde ese fuerte para la demarcación de lo que es la Melilla moderna. Tiro de cañón de a 24 a plena carga y 21º de elevación. Que no fue un solo disparo sino dos, tomándose el de menor alcance (porqué se tomaría ese y no el de mayor alcance) (“Melillerias, paseos por la Historia”) de Constantino Domínguez.
En la misma página donde viene lo del mercado el Presidente Imbroda también dice que los propietarios de los fuertes Victoria Grande y Victoria Chica deben resarcir a la ciudad con unos dineros gastados para afianzar el monte próximo al acantilado por el riesgo que hubo para las personas. Muy bien, Señor Imbroda, que paguen y con lo que se recaude y un poquillo que se rebusque en otras partidas y también con mucha fe, a rehabilitar el viejo y vetusto mercado en un teatro que sea la envidia de muchos de la Península.
Que pena que yo no tenga mas que mi humilde pero orgullosa partida de nacimiento y buenos recuerdos de mi ciudad y donarlos a la Asociación de Estudios Melillenses para incrementar su patrimonio museístico. Decía Charles Alexis de Tocqueville que la historia es una galería de cuadros en la que hay pocos originales y muchas copias. Melilla es lo contrario de lo que decía Tocqueville, aunque antaño fue “La hija de Marte” como Carcaño la tituló en su novela; pero ya quedaron atrás esas frases como el que dijo que el Gurugú insulta al tiempo con su imponente pico y su derruido castillo, vigilante siempre a la ciudad que a sus pies está. Yo pienso que Melilla es una ciudad llena de historia que debe ser conocida, principalmente, por los escolares melillenses que son los que en el futuro difundirán lo que fue su ciudad en las pasadas épocas y también por sus visitantes.
Reciban un saludo.
Juan J. Aranda López
Málaga 8 de Abril de 2002
En éste diario del 27 de Marzo leo que el gobierno local dice que el antiguo mercado de la calle Margallo no tiene las medidas idóneas para albergar un teatro porque, dice el Presidente Imbroda: “necesitamos un teatro con un escenario grande y un techo alto, así como con sótanos para las maquinarias”. Yo no se lo que se necesita para buscar la idoneidad y rehabilitar el vetusto edificio; de verdad que no lo sé porque no soy experto en la materia, solo enamorado de las buenas artes, y el teatro y la música están en primer orden de mis apetencias artísticas; pero creo que en Melilla habrá buenos arquitectos que sabrán acoplar un teatro o un auditórium. También he leído hace pocos días en éste mismo diario, que es el único que leo de mi ciudad, un señor que manifestaba lo que mucha gente comenta desde antiguo y es que los dineros que recibe Melilla para cubrir sus gastos (lo digo en plan comunidad de vecinos para que nos entendamos todos), siempre le sobra algo; vamos que nuestro ayuntamiento tiene “pasta gansa” y si alguien desea rectificarme para ampliar mis conocimientos de economía y los de los lectores que estén como yo, que lo haga, sabe que le quedaría agradecido. Bien, y volviendo al mercado y la falta de idoneidad para su rehabilitación, humildemente y sin tener, ya digo, mucha idea de economía, propongo que los expertos busquen esa idoneidad de techos altos con un escenario grande y los sótanos para que quepan las maquinarias y rehabiliten el edificio con el sobrante de cada año para que sea igual que los demás de la ciudad la envidia de muchas de la Península. Como sabrán en una comunidad de vecinos, si sobra algo se emplea para pintar la fachada, arreglar un ascensor o colocar una maceta en la entrada de la portería, claro que esto es una nimiedad en comparación con lo que se necesitaría para dejar la calle Margallo como zona de ocio y cambiar su fisonomía por otra mas cultural para que Lorenzo Silva, que desde aquí, si yo pudiera, lo declararía persona no grata y mandarlo a hacer puñetas, gárgaras o lo que sea, fuera de mi ciudad, autor “Del Rif al Yebala” tendrá que rectificar algunas páginas de su libro en las que dice que Melilla es un agujero africano y otras “lindezas” por el estilo como cuando subió por la Avenida se encontró :“los edificios viejos y descuidados; ya no cabe hacerse ilusiones, estamos de golpe en una ciudad musulmana”; así lo decía el tío, sin empacho de ninguna clase.
Pero dejemos al señor Silva haciendo gárgaras y puñetas y volvamos lo nuestro. Algunos dirán que es una utopía y que es inviable; palabra muy al uso por los políticos; y yo digo: bueno y qué, algunas utopías han llegado a hacerse realidad. Una de ellas, y me refiero a nuestra ciudad, es la del puerto deportivo Noray. Quién iba a decirnos a los que peinamos canas que en la playa de San Lorenzo (donde a un director se le vió la batuta al tirarse de cabeza, etc... ) en la zona junto al cargadero, que quitándole la “erre”, era eso: un real cagadero con sus bloques correspondientes, y en la actualidad se ve un puerto deportivo de primer orden. Yo creo que llegaremos a ver algo parecido con el antiguo mercado; que quieren que les diga, tengo fe en los políticos tan altruistas y amantes de la cultura que gobiernan la ciudad y si no que los residentes “achuchen” lo que puedan para que se lleve a cabo.
La gran Concepción Arenal, mujer llena de ternura y sensibilidad, autora de varios artículos referentes a prisiones y presos también lo fue de la frase :“Odia el delito y compadece al delincuente”. Ésta la aprendí cuando andaba con los pantalones cortos por las rodillas jugando en la cercana muralla del parque Lobera. Frase que figuraba en la puerta principal de la cárcel en el fuerte de Victoria Grande. “Desde ahí se disparó el cañón”, decían los mas viejos, y claro el cañón que oíamos cada día era el de las 12 de la mañana, el que disparaban desde la Batería de Costas, el de “los libertos”. El cañonazo que se referían los viejos era el que dispararon desde ese fuerte para la demarcación de lo que es la Melilla moderna. Tiro de cañón de a 24 a plena carga y 21º de elevación. Que no fue un solo disparo sino dos, tomándose el de menor alcance (porqué se tomaría ese y no el de mayor alcance) (“Melillerias, paseos por la Historia”) de Constantino Domínguez.
En la misma página donde viene lo del mercado el Presidente Imbroda también dice que los propietarios de los fuertes Victoria Grande y Victoria Chica deben resarcir a la ciudad con unos dineros gastados para afianzar el monte próximo al acantilado por el riesgo que hubo para las personas. Muy bien, Señor Imbroda, que paguen y con lo que se recaude y un poquillo que se rebusque en otras partidas y también con mucha fe, a rehabilitar el viejo y vetusto mercado en un teatro que sea la envidia de muchos de la Península.
Que pena que yo no tenga mas que mi humilde pero orgullosa partida de nacimiento y buenos recuerdos de mi ciudad y donarlos a la Asociación de Estudios Melillenses para incrementar su patrimonio museístico. Decía Charles Alexis de Tocqueville que la historia es una galería de cuadros en la que hay pocos originales y muchas copias. Melilla es lo contrario de lo que decía Tocqueville, aunque antaño fue “La hija de Marte” como Carcaño la tituló en su novela; pero ya quedaron atrás esas frases como el que dijo que el Gurugú insulta al tiempo con su imponente pico y su derruido castillo, vigilante siempre a la ciudad que a sus pies está. Yo pienso que Melilla es una ciudad llena de historia que debe ser conocida, principalmente, por los escolares melillenses que son los que en el futuro difundirán lo que fue su ciudad en las pasadas épocas y también por sus visitantes.
Reciban un saludo.
Juan J. Aranda López
Málaga 8 de Abril de 2002
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