domingo, febrero 12, 2006

Agradecimiento a Juan Garbín 30/12/02


AGRADECIMIENTO A JUAN GARBÍN

Hoy he recibido por correo epistolar, como siempre se ha recibido la correspondencia, dos libritos de poemas que conforme iba rasgando el sobre, con mucho cuidado para no romper nada, me iba emocionando. Que quieren que les diga, yo soy así. Los títulos son: “Génesis melillense” y “El Vuelo de la Alondra”. Algunos de ustedes ya habrán averiguado quien es el autor, pero si hay alguien que no lo sabe les diré que su autor es, nuestro paisano, Juan Garbín Vereda. Estas sorpresas tan agradables te dejan un poco descolocado y mas cuando abres el libro de “Génesis Melillenses” por cualquier página y lees: “Sobre roca calcarea / su silueta es para España / ola de mar avanzada / ; a la Plaza de España : Las palmeras / de esbeltos y firmes cuerpos / guardan plaza y monumento /” ; o sobre “mi” Parque de Lobera, el de mis correrías de niño, verde paraíso de amores infantiles, de cuando las niñas del colegio de la Divina Infantita las llevaban vigiladas muchas tardes a pasear: “Vergel de pinos celosamente guardados, / por la cercana tapia / que abraza, acuna y cierra / amorosamente el parque / (....) Murmullos venidos del mar / se levantaron. Amaneció / bajo los candiles del alma /.
Sobre “El vuelo de la Alondra”, la emoción que sentía me iba invadiendo en cada verso que leía; el desgarro por la memoria de tu hijo; veía tu noble alma desnuda con la cicatriz de la herida llena de pena y espanto. Yo no se recitar versos pero los que leo los voy guardando en mi humilde corazón como buenamente puedo: “ Alondra, mi alondra inviolada / que te fuiste un día del nido / sobre un viento mortal izada / toma mi palabra penitente / y trae, en tu pico ungido / el dolor de llanto herido / por tu vida sacrificada ” (...) ; “Yo sobre tu recuerdo ando / y, a esa muerte esperando / por ver de verte deseando /”. Te ruego que creas si te digo que llevo quince minutos y no me canso de leer estos versos ahítos de amor hacia tu hijo.
Chubert decía que sus obras musicales eran el producto de su genio y de su miseria, y lo que mas le gusta al público es lo que a él le había causado mas dolor. Yo se que escribir estos versos desgarradores te causaron un espantoso gran dolor, pero piensa que todo el mundo que los lee, como a mi me pasa, es como si nuestra alma se desnudara ante Dios, y a los no creyentes ante sus conciencias. Es como la armonía del sentimiento, de la bondad y de la nobleza, con una perenne e inacabable nota La en un violín como recuerdo, la que nos hace entrega nuestro corazón constantemente.
Garbín, has descubierto parte de mis sentimientos que tenía guardados desde mi niñez y los has colocado en unas cuartillas, ahora no me queda otro remedio que seguir con tu influencia, seguir tu poesía y los dardos con sabor a limón azucarado que lanzas desde estas páginas hacia la demagogia de los ilustrísimos y excelentísimos políticos que se encuentran, por ahora, en la cresta de las olas de nuestro mar azul. Esto será cada vez que reciba este periódico desde la distancia, aunque sea con varios días atrasados por razones postales, pero esto es otra historia.
De las numerosas veces que he viajado a Melilla, en dos de ellas, fueron para dar sepultura a mis padres. Entonces me parecieron las calles dormidas con el silencio del sentir de mi corazón dolorido por la honda pena. Los recordaba enterrados frente al mar y junto al Angel de bronce; en el Cementerio de Héroes, como mi padre gustaba llamar a La Purísima. Me parecía cometer un gran pecado egoísta cuando me arrebujaba entre las mantas para sentir el calor sabiendo que ellos se helaban de frío en sus tumbas silenciosas. Aun hoy siento sus caricias diciéndome que están bien y que no tienen frío, están juntos que era su sueño cuando se encontraban entre nosotros.
Bécquer decía que un poema cabía en un verso y sabía lo que decía. Amigo, tocayo y paisano (estas tres palabras las ordenas como más te gusten, el orden no altera nada), como yo solamente soy un juntapalabras mi verso hacia ti son : Gracias por tu amistad paisano.


Juan J. Aranda

Málaga 30 de diciembre 2002