miércoles, enero 04, 2006

Asesores de sexo 03/01/2002

                              “ASESORES  DE  SEXO”


     Leyendo éste periódico del viernes 21 de Diciembre en la biblioteca donde suelo acudir a menudo a leer, un amigo me comentaba que en Melilla no existe esa especie de tipo “cabalgador” como es nuestro paisano Adolfo Puertas, profesor de la Escuela de Arte y licenciado audiovisual; el que se ha acostado con  700 mujeres en lo que lleva de vida, llegar a estar con tres a la vez y echar 25 kikis en un fin de semana.   De verdad  no supe qué debía contestarle porque la mente humana es tan compleja que muy pocos doctores han dado con la tecla de los delirios de grandeza y de los excesos en la masa gris, aunque haberlos haylos, como ejemplo está el caso de un odontólogo francés del siglo XVIII que recomendaba a sus pacientes enjuagarse la boca con sus propios orines y asi prevenir las caries.   Un poquitín guarrete era éste galeno o quizás sus conocimientos de la medicina y de la higiene fueron escasos.
     Charlando con mi amigo sobre nuestro paisano y sus cópulas, habidas en su mente, me decía que existen dos animales en la tierra que son el antílope y el sapo común que practican el sexo como ningun otro.  El antílope lo hace hasta la extenuación, o sea que cae derrengado hasta que ya no puede mas.  Me imagino a éste animal cuando ha acabado la faena y haya cortado “orejas y  rabo” ver a un gran felino como un león o un tigre que quiere zamparselo; diría algo asi como: “bueno, pues que me quiten lo bailao”.   Lo del sapo es mas peculiar; éste animal, cuando esta en celo pasa al ataque sexual a todo lo que se mueve, ya sea a su pareja, una hoja que se mueve en el agua de una charca; lo que sea, el caso es desfogarse.   Bueno pues hay otro, éste es muy pequeñito porque es un gusano, que tiene un nombre muy raro, como todos los nombres cientificos, Pseudoceros bifurcur.  El tio, cuando tiene ganas de darse un alegrón, eleva su pene y se lo hinca a la hembra en cualquier parte del cuerpo hasta que termina, dejando a la pobre con un pinchazo en el sitio que menos se esperaba.
     En el anterior escrito publicado se me olvidó una anécdota  que es una pura casualidad.   Resulta que cuando el que les escribe prestaba sus servicios postales en Barcelona allá por los años sesenta, había un hombre cruel que siempre me preguntaba si llevaba correspondencia para el gilipuertas del primero.  Mi escepticismo era latente; pensaba que ese gilipuertas era un amigo de él, porque para que hablase de esa forma tan despectiva como lo hacía o es que eran buenos amigos o era una crueldad por su parte.  Los dos, el “gilipuertas” y el maleducado  vivían en una casa de cuatro plantas.  El primero residía como mastressa (realquilado en una habitación) y su nombre era  Lutgardo Gil Puertas ( el nombrecito se las trae).  Había veces que recibía cartas con la Y griega entre los dos apellidos; esas eran de unos amigos de su pueblo que eran unos cachondos.  El pobre hombre solo deseaba cambiarse el orden de los apellidos.  Me decía que no le importaba que su padre se enfadara si el suyo quedase en segundo orden.  Ya que al nieto de Franco se lo cambiaron, ¿porqué a él no se lo podían hacer?.  Creanme que el cartero, que era yo, las pasaba muy mal al cantar sus cartas en la escalera, ya que entonces no existían los buzones que vemos en todas partes; entonces había que entregar la correspondencia en la mano.  A veces las cantaba eliminando el segundo apellido pero había días que se me pasaba y largaba : ” Lutgardo Gil y Puertas, tiene un certificado “;  o lo que recibiera ese día.   Otras veces hacía una pausa entre los dos apellidos para que no pareciera que le cantaba el nombre con cachondeo.  
     El recuerdo de ese buen hombre acomplejado me hizo pensar, que entre nuestro paisano y el otro que salió en Crónicas Marcianas, el de la cresta colorada que enseñó con mucho orgullo lo poco que tiene entre las piernas, y que el histriónico y glamuroso Boris Izaguirre cortó, su coleta de cresta, claro está, en el plató.
     Creo que nuestro paisano decía que iba a llevar una sección de sexología en el programa de Sardá.  Yo creo que si el de la coleta se llamase Gil y nuestro paisano con su apellido Puertas actuando de asesores de sexo.  Imagínense cuando anunciaran a los dos : “ Con ustedes: Los Gil y Puertas, asesores  del sexo “ .   Como es natural esto es un suponer, como dice mi vecino.
         Reciban un saludo.